A día de hoy casi el 100%, reservo una pequeña porción, por no generalizar, de las producciones o grabaciones audiovisuales de cualquier entidad pública o privada son digitales. A eso hay que añadir que gran parte del archivo analógico, en formato fotoquímico, se está digitalizando de una u otra forma con diferentes fines: preservación, difusión, etc. Véase, por ejemplo, los archivos fílmicos de filmotecas, museos u empresas de cualquier tipo o los fondos de producciones en televisión.
Tanto la digitalización como la preservación digital traen consigo una serie de pasos que habrá que planificar cuidadosamente para que el proceso sea lo más eficiente posible. Ambos procesos están muy unidos y las decisiones que se tomen a la hora de digitalizar, si es el caso, y afectarán a la preservación de los archivos resultantes. (…)
Alma Reville, además de ser la esposa del «Maestro del suspense», destacó no sólo porque desarrolló y ejerció una notable influencia en la obra de su marido, si no que cultivó su propia carrera cinematográfica, antes y después de contraer matrimonio en 1926. Sin duda fue una de las mujeres pioneras del cine.
Alma comenzó como asistente de montaje, un trabajo tradicionalmente considerado «de mujeres» desde los primeros tiempos del cine, a los 16 años en los Twickenham Studios, donde su padre desempeñaba tareas dentro del departamento de vestuario. Posteriormente fue secretaria de edición. Hechos estos que hicieron que, cuando Alma y Alfred se conocieron, a principio de los años 20’s, ella tuviese una experiencia más amplia y rica que su futuro marido. Así que, él supo aprovechar esa experiencia desde su primera película, The Pleasure Garden, en la que ella fue asistente de dirección.
En el viaje de vuelta desde Alemania a Inglaterra, Hitchcock le pidió que se casasen, y desde ese momento, Alma trabajó en casi todas las películas de su marido, a veces acreditada y otras veces de manera más informal. En ellas ejerció de revisora de los guiones, de script, de responsable de la continuidad y del sonido durante los rodajes… El talento de la Sra. Hitchcock resultaba evidente, hasta tal punto que los expertos de la época decían que «el toque Hitchcock tenía cuatro manos y dos de ellas eran las de Alma Reville».
La sra. de Hitch construyó su carrera también colaborando con otros directores, así escribió guiones y realizó otras labores técnicas en The Constant Nymph, The First Born yAfter the Verdict, entre otras.
Artículo completo de Alma In Wonderland publicado en Pictures and the Picturegoer en Diciembre de 1925 [PDF]
La productora rusa Mosfilm es tan antigua como el propio cine. Nació poco después de la proyección de los hermanos Lumiere en París en diciembre de 1895. A día de hoy, la compañía produce un centenar de obras audiovisuales al año.
Más allá de su inmenso patrimonio audiovisual a lo largo de más de un siglo de trabajo. Centro este post en la historia de su logotipo, ese que se ve en la cabecera de todas sus películas. Se trata de la imagen de una escultura que actualmente corona el edificio del Museo Manege de Moscú, El trabajador y la koljosiana y que fue símbolo de la etapa soviética en la Exposición Universal de París de 1937.
(…)El conjunto lo forman dos figuras bien conocidas, bien populares: un obrero y una campesina. Ambos levantan el brazo -brazo izquierdo del obrero, brazo derecho de la mujer- empuñando, respectivamente, un martillo y una hoz. No se dan la mano, sólo se rozan. No se miran a los ojos. Adelantan la pierna izquierda y derecha, en simetría, esbozando un movimiento de ballet marcial, el otro brazo hacia atrás a modo de ala desplegada. Son la Victoria de Samotracia del estalinismo, espolón de proa de la socialización. No se puede. ser espolón de proa y mirar hacia atrás, no se puede ser estalinista y memorizar el propio pasado (…)*
El arte, ya sea escultura, pintura o cine son herramientas de difusión cultural y política y El trabajador y la Koljosiana es un claro ejemplo y una maravillosa obra de arte, que lo primero no evita lo segundo. Además, en aquel momento, supuso una serie de avances técnicos en su contrucción. Y ésta fue posible gracias al trabajo de un equipo multidisciplinar formado por la escultora Vera Mukhina, el arquitecto Boris Iofán, el ingeniero metalúrgico Georgy Motovilov, entre otros. Todos ellos consiguieron colocar a la Unión Soviética en una posición destacada en el París de los años 30.
Quizá por eso, por toda esa carga simbólica de la pieza, la productora cinematográfica Mosfilm, tomase la escultura como su imagen de marca, queriendo inspirarse en una especie de metáfora que les hiciese llegar hasta al lugar, con sus obras audiovisuales, que ocupó y ocupa la escultura, tocando el cielo con los dedos.
*El texto completo sobre la escultura se publicó en El País el 17 de septiembre de 1982 bajo la firma del filosofo Eugenio Trías
Las películas dejaron de rodarse sobre nitrato de celulosa, más conocidos como nitratos – a secas -, a medidados del siglo XX. Su capacidad de autocombustión lo hacían ser un material demasiado peligroso. Durante años provocaron varios incendios en almacenes, laboratorios y salas de exhibición, que carecían de los dispositivos de seguridad actuales.
Peter Delpeut se topó con unos cuantos rollos de películas datados entre 1905 y 1920, que Jean Desmet tenía almacenados en el Cinema Parisien de Amsterdam. Cuando Delpeut vió las imágenes, que se encontraban conservadas en el EYE, se llevó una sorpresa cinéfila, que montó creando una obra propia de unos 50 minutos de duración y que estrenó en 1991. Le puso por título Lyrisch Nitraat, nitrato lírico, y es que aprovechando el deterioro que sufrían los materiales originales, Delpeut ideó un poema visual de «found footage».
La película ‘Elephant’ transcurre en un instituto en el que dos estudiantes rompen la rutina habitual del alumnado provocando una matanza en el centro. Gus Van Sant, su director, realizó este boceto para mostrar la puesta en escena sobre la planta del edificio y marcando los movimientos de los personajes en su interior.
El dibujo lo trazó mientras respondía a las preguntas de una entrevista para el periódico Liberation, que se publicó el 22 de octubre de 2003, con motivo de la presentación de la obra con la que ganó la Palme d’Or del Festival de Cannes de aquel año.
Será casualidad o no, pero parece entre todos esos garabatos se ve la silueta de un elefante.