A día de hoy casi el 100%, reservo una pequeña porción, por no generalizar, de las producciones o grabaciones audiovisuales de cualquier entidad pública o privada son digitales. A eso hay que añadir que gran parte del archivo analógico, en formato fotoquímico, se está digitalizando de una u otra forma con diferentes fines: preservación, difusión, etc. Véase, por ejemplo, los archivos fílmicos de filmotecas, museos u empresas de cualquier tipo o los fondos de producciones en televisión.
Tanto la digitalización como la preservación digital traen consigo una serie de pasos que habrá que planificar cuidadosamente para que el proceso sea lo más eficiente posible. Ambos procesos están muy unidos y las decisiones que se tomen a la hora de digitalizar, si es el caso, y afectarán a la preservación de los archivos resultantes. (…)
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